Aproximarse a la disciplina como a un proceso en el cual se antepone la multiplicidad de factores e interacciones al resultado final o a la figura misma del arquitecto, es una tendencia que, a contracorriente, marca la modalidad de trabajo del estudio chileno emergente Tres Arquitectos. Sus proyectos colaborativos reflejan la atención desjerarquizada puesta tanto al detalle técnico y constructivo, como al paisaje que ingresa y que muchas veces se toma el protagonismo de la obra. De manera más bien fluida y articulada desde las implicancias prácticas de la construcción, el equipo compuesto por Emilia Lavanchy, Benjamín Lezaeta y Juan Samaniego, relatan los fundamentos y metodologías desde los que abordan el oficio de la arquitectura.
Luciana Truffa (LT): El nombre de su práctica evidencia la decisión de trabajar de manera colaborativa y desjerarquizada ¿Qué los motivó a optar por este modelo colectivo? ¿Qué ventajas les entrega dentro del campo laboral?
Tres arquitectos (TA): Nos gusta esa manera de definir la dinámica de la oficina, “colaborativa y desjerarquizada”. Sin lugar a dudas esa dinámica se fue dando de manera natural, pero también y en gran parte, porque el trabajo en equipo es algo que los tres adquirimos en nuestra práctica previa a formar el estudio. Entendemos el desarrollo de proyectos (gestión, diseño y construcción) como un proceso que, por esencia, es un trabajo colaborativo en todas sus escalas y etapas. Hoy por hoy, el ejercicio de nuestra profesión se produce en un campo de trabajo interdisciplinar. Estamos constantemente colaborando con otros arquitectos, e incluso otros tipos de especialistas que muchas veces no lo son; especialistas en ingeniería, clima, paisaje, iluminación, dirección de arte, etc. Eso automáticamente se traduce en que la condición de nuestro trabajo adquiera un carácter mucho más horizontal que vertical, horizontal en el sentido que es equitativo y colaborativo.
La ventaja es justamente, que la arquitectura decanta en una multiplicidad de autores y colaboradores, en donde ninguna pieza es más valiosa que la otra, quedando así establecida nuestra tarea principal; estamos especializados en no ser especialistas, pero tenemos que ser capaces de coordinar todas esas partes para poder conseguir los mejores resultados posibles para cada proyecto. Esa es la razón por la que nos acomoda el anonimato que hay detrás del nombre de nuestra práctica.
(LT): El protagonismo que adquieren las estructuras de madera tanto en el resultado final como en el registro del proceso constructivo, pareciera ser el punto de convergencia que hila la narrativa visual erguida en torno a su obra construida. De igual modo, su práctica se complementa y amplía mediante la producción de imágenes y renders para otros estudios de arquitectura. ¿Qué atributos les ofrece este material al momento de proyectar y construir? ¿Existen otras motivaciones que complementen esta preferencia?
(TA): Nuestro trabajo se complementa y amplia de varias maneras. En primer lugar, sí, es cierto que ofrecemos un servicio de producción de imágenes para otros estudios de arquitectura. Pero ese servicio no lo consideramos “complementario” a la práctica de arquitectura. No nos interesa diferenciar el desarrollo de proyectos de arquitectura del hacer visualización de imágenes. Creemos que son un conjunto de herramientas que nos ofrece nuestra profesión y ese conjunto se enriquece en la medida que el número de participantes sea aún mayor a nosotros tres. Esta manera de entender nuestro trabajo, nos ha empujado a colaboraciones con otros profesionales, participaciones en concursos, desarrollo de proyectos para otras oficinas, seguimientos de obra, etc., en donde además de ejecutar el servicio específico que se nos solicita, también participamos del debate, el intercambio y la investigación sobre nuevas maneras y perspectivas de hacer las cosas.
Resulta interesante entender que abrir las posibilidades de debate e interacción con otros colegas, refuerza la idea de interpretarnos como colaboradores, quitándole cualquier sentido de competencia, lo que finalmente nos ayuda a evolucionar como profesionales.
Así mismo, sobre los proyectos que desarrollamos, no hay un interés particular en la madera como sistema constructivo. El interés, más bien, está puesto en la obra construida y todo lo que ello implica. Para nosotros todo tiene el mismo valor; una idea, un detalle, un encuentro, un desagüe, una proporción, la búsqueda de materiales, los tiempos de la construcción, etc. El control de todos estos aspectos colabora con la solidez de los proyectos. Nos sentimos cómodos desarrollando algo, no tanto tener “la gran idea”, sino más bien ser capaces de trabajar hasta que los proyectos vayan tomando forma y consistencia propia.
Creemos que la importancia de esta etapa proyectual y constructiva radica en que uno tiene la posibilidad de anticipar la realidad, es la oportunidad de darnos cuenta lo que va a suceder antes de completar la construcción. Publicar imágenes de la obra en proceso nos parece una manera de evidenciar toda esa realidad y un recurso para ir registrándola también. No nos interesa tanto la foto final del producto, sino más bien la foto de su evolución
(LT): Su obra construida está compuesta por serie de casas situadas en contextos aislados, situación que queda retratada también en sus fotografías. ¿En qué medida éstas responden a su contexto específico
(TA): Sí, gran parte de nuestros proyectos se encuentran situados en contextos aislados, eso se debe también a que la mayoría de encargos que recibimos en la oficina giran en torno a las segundas viviendas. La ventaja de un país como Chile es que tanto la montaña como el mar se encuentran casi equidistantes del centro y accesibles para una escapada de fin de semana. Esa condición geográfica es de gran utilidad para el desarrollo de la arquitectura dentro de la región. Pero si bien el contexto inmediato es importante porque es donde uno establece vínculos, no creemos que sea exclusivo o prioritario para llevar a cabo un proyecto. Hay otras cuestiones que tienen que ver con captar la atmósfera y percibir qué es lo que nos interesa de ese paisaje o contexto en particular.
En los dormitorios de Ranco por ejemplo, un encargo que recibimos en el año 2018, nos fuimos dando cuenta con el paso del tiempo que la arquitectura iba pasando completamente a segundo plano. Fue desprotagonizada por los cultivos que la familia ha ido permutando año a año para consumo personal, algunos veranos hay plantaciones de papa, otros años hay porotos, maíz, etc. El galpón está siempre como telón de fondo de una actividad familiar, y al fin y al cabo lo atractivo ya no es nuestra arquitectura, sino la dinámica productiva que gira en torno a ella.
(LT): ¿Consideran en el diseño el uso de materiales locales o bien las externalidades negativas del transporte de sus componentes? De ser así, ¿Qué parámetros les permiten optimizar el uso de materiales y los procesos constructivos tomando en cuenta la disponibilidad local?
(TA): Sí, claro que la posibilidad de poder contar con recursos locales es siempre una ventaja para el desarrollo de un proyecto. En el año 2017, construimos nuestra primera casa en Centinela, Matanzas. Una casa de fin de semana de 100 m2 aproximadamente y con un presupuesto que desde un inicio fue súper claro y acotado por parte de los propietarios. En ese proyecto surgieron una serie de toma de decisiones que tienen que ver con lo que justamente nos preguntas, cómo operar con los recursos existentes y que estos idealmente, estén al alcance de la mano para disminuir costos de transportes, mano de obra, envíos, etc. En esta casa apostamos por la construcción en pino bruto, tanto en la estructura como en los revestimientos interiores y exteriores. Compramos toda la madera en la zona, en San Enrique, y este pino bruto finalmente se tradujo en el lenguaje mismo de la casa. La casa no presenta grandes terminaciones, justamente la estructura misma es la terminación. Quedamos conformes con el resultado y los recursos que teníamos en ese momento.
(LT): ¿Cómo ven el futuro de la construcción de madera en Chile? ¿Están desarrollando nuevos proyectos a la fecha?
(TA): Si bien como muchos otros arquitectos en Chile sentimos una atracción por la madera, atracción heredada también por la cultura constructiva del país, hoy por hoy con la pandemia ha quedado demostrado que también tenemos que ser capaces de operar con lo disponible. El hecho de generar componentes prefabricados o situaciones de fabricación, también favorece a la precisión de la construcción. Repetir elementos o componentes es algo sumamente conveniente al construir en seco ya que aumenta esa precisión y disminuye los desperdicios.
La madera últimamente ha sido un bien escaso, y cuando hay un bien escaso es normal que aumente su valor. Esto propone diseñar con cuidado, evaluando los recursos materiales y económicos vacantes y pensando siempre en cómo optimizar los elementos según su formato para tener la menor cantidad de pérdidas. Pero también esta escasez nos ha dado la oportunidad de probar otros sistemas alternativos.
En este momento nos encontramos desarrollando varios proyectos en ladrillo en el secano costero, en Catapilco y Santo Domingo, y otro en la provincia de San Luis, Argentina. Todos localizados en zonas con problemáticas en torno a la sequía y la radiación, por lo que el ladrillo nos parece un material propicio para estas condiciones, pensando en la conservación y mantenimiento, por un lado, pero también en el uso de materiales de bajo impacto ambiental por el otro.
